Una buena forma física o situación óptima de las capacidades físicas básicas (fuerza, resistencia y flexibilidad) experimenta pérdida o ganancia según el grado de actividad física que se realice. La inactividad total dará lugar a una pérdida en un grado máximo. De este hecho y de cómo actuar para evitar pérdidas y conseguir ganancias en nuestra forma física, tratan las siguientes líneas.

A lo largo de la vida deportiva, uno siempre tiene un motivo por el que practicar deporte: salud, mejora del aspecto físico, competición, etc. La mejora del rendimiento es uno de los componentes intrínsecos del entrenamiento, por lo que debemos de prestar especial atención a este aspecto en la práctica de actividad física. Es muy común que se sufra una pérdida de condición física cuando las cargas de entrenamiento no se encuentran planificadas, es decir, no se hacen siguiendo una línea coherente, lo que lleva a que con el paso del tiempo, la capacidad de rendimiento disminuya. En muchos de estos casos se culpa a la edad, excusándose en que el organismo ya no es el mismo, que las articulaciones se vuelven rígidas, que los músculos se debilitan, etc.; sin embargo, hay que precisar que la causa principal de un rendimiento insuficiente no es la edad biológica del organismo, sino, por un lado, la mala distribución de las cargas de entrenamiento y, por otro, la inactividad. Sin hacer referencia a la primera de estas causas, ya que por su importancia necesitaría de un estudio puntual y extenso, este artículo se centra en la inactividad física, llevándose a cabo observaciones y mencionándose, a su vez, experimentos que hacen referencia al objeto de estudio de este artículo.

Según un estudio dirigido por el Dr. Darren McGuire, profesor adjunto de Medicina en Dallas, se llega a la conclusión que todo el trabajo realizado a lo largo de una carrera deportiva se puede venir abajo con sólo un breve período de inactividad física. Esta investigación se llevó a cabo mediante el análisis de sujetos de mediana edad, en los que tras un programa de entrenamiento cardiovascular durante seis meses y un periodo de permanencia en cama posterior de tres semanas (estado sedentario más drástico), el impacto que se produjo en sus organismos tuvo más incidencia que el producido por treinta años de envejecimiento.

El segundo estudio llega a unos resultados similares al primero, que se detallan de manera precisa en el gráfico señalado más abajo y que resumidamente se puede expresar de la siguiente manera: el investigador, mediante el análisis de algunos de los parámetros fisiológicos mas relevantes dentro del entrenamiento de resistencia, tales como VO2max (Consumo Máximo de Oxígeno), Capilares, Fibras ST (fibras lentas, características de los deportes de resistencia), Fibras FT (fibras rápidas, encargadas de los movimientos rápidos y explosivos) y Enzimas del Ciclo de krebs (encargadas del metabolismo para la obtención de energía), aprecia cómo un plan de entrenamiento específico en resistencia puede hacer mejorar aquellos parámetros influyentes en el rendimiento de los deportes de larga duración. Sin embargo, en el momento en el que el programa de entrenamiento finaliza, los valores de cada uno de los parámetros fisiológicos, anteriormente mencionados, tienden a sufrir una pérdida progresiva del rendimiento alcanzado.

Por medio del entrenamiento en resistencia se produce un aumento en la capilarización. Es decir, que un músculo entrenado en resistencia, tendrá mayor número de capilares que otro que no lo esté, con el consecuente mayor aporte de oxígeno al músculo. Sin embargo, tras un periodo corto de inactividad, que va de 1 a 6 meses, el número de capilares vuelve a ser igual que el que teníamos antes de empezar con el entrenamiento. Lo mismo ocurre con cada uno de los factores que influyen en la capacidad de rendimiento en resistencia.

La intención de este artículo no es desanimar al lector que esté interesado en la práctica del deporte, sino llevarlo a un firme convencimiento de la importancia de una práctica deportiva planificada y guiada, ya que de esta forma los resultados irán apareciendo de forma progresiva. De nada sirve someterse a duros entrenamientos durante periodos muy cortos para obtener “x” en VO2max, capilarización, hipertrofia del músculo, etc., si tras ello, le sucede un periodo de inactividad, que reduce los niveles de rendimiento mas rápidamente de lo que se tarda en ganarlo.

Es justo recordar que estas líneas quieren servir de motivación para la práctica del deporte, incluso para aquellos que no han realizado práctica deportiva alguna en su vida. Desde aquí se anima a que nunca es tarde para empezar. Las personas que han entrado en la cincuentena, tras media vida de inactividad pueden recuperar la condición física que tenían a los 20 años con un programa de entrenamiento de 6 meses, que incluye andar, correr y montar en bicicleta durante un periodo de tiempo que va de 4 o 6 horas a la semana. Dicho estudio se apoya en los datos cardiovasculares de cinco hombres examinados en 1966, cuando tenían 20 y 21 años, y de nuevo en 1996, con 50 y 51 años, antes y después de someterse a un programa de entrenamiento de resistencia durante 6 meses. Aunque la inactividad te lleve a los niveles iniciales de condición física, el ejercicio invierte los resultados negativos del no entrenar, incluso después de un largo periodo de inactividad.

Finalmente, animamos a todo aquel que aún no conoce el maravilloso mundo del deporte a que se inicie en su práctica: ¡Nunca es tarde! Asimismo, para todo aquel que ya se encuentra dentro, hacerle saber que las prisas no llevan a ningún sitio. El entrenamiento debe ser progresivo y planificado, ya que cuanto más sustentada se encuentre las capacidades de rendimiento del organismo, menores perdidas se sufrirán y mayores ganancias se obtendrán.

     

Juan Ramón Reinoso
Licenciado en Educación Física
Entrenador Nacional de Triatlón

Última revisión: marzo 10, 2009.